Además de tener que lidiar con ésto, también ha sido un año de esfuerzo, malas temporadas, dudas, incertidumbre... pensar qué vas a hacer el resto de tu vida no es tan fácil como parece, y no saber siquiera si vas a lograr superar la última etapa del instituto no es algo que ayude. Pero como he dicho antes, después de la tormenta viene la calma, y siempre es bueno recurrir a los sueños que siempre has querido cumplir y nunca has tenido el suficiente valor como para lanzarte a por ellos.
Por otro lado, descubrí realmente que, quien tiene un amigo tiene un tesoro, y que junto con la familia, es lo más importante que hay en mí ahora mismo. Porque... igual es que las desgracias te hacen valorar lo que realmente importa ¿no?.
Lo mejor, sin duda, los cuatro últimos meses. Para mí, tiempo de cambios, experiencias, conocer, crecer... y la verdad, he conocido a gente maravillosa, y siento que por primera ver en mucho tiempo las piezas del puzzle encajan absolutamente en todos los aspectos de mi vida, y eso me hace sentirme muy afortunada.
Pero sobre todo, este año he aprendido a valorarme, a sentir quien soy, que quiero llegar a ser, quien me hace más fuerte y más afortunada, a quien quiero en mi vida, y lo más importante... a ser feliz.
Gracias a todas las personas que me lo habéis enseñado, tanto los que están como los que no están.